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¿Regresará la gente que emigró de Buenavista?

A continuación les dejo esta nota para que comparen cómo estaban las cosas hace un año y cómo están actualmente, seguirá igual la situación.
Los poco más de 200 habitantes que tiene el poblado sobreviven de la pesca, agricultura y ganadería como actividades productivas, pero pasan las de Caín para mantenerse contra las adversidades que se les presentan y que radican en la falta de tierra.
Aunque anteriormente la población se doblaba en número, José Manuel Hernández Acuña, habitante del lugar, recuerda cómo se fueron yendo poco a poco sus paisanos.
Las casas abandonadas abundan en el lugar, algunas son de los comuneros viejos que murieron pero sus herederos no vieron futuro en el lugar y sólo se hacen cargo del contrato ejidal que les corresponde.
Unos han partido a Ciudad Obregón en busca de trabajo, o abandonan el País para hacerse de dinero.
Otros sólo han dejado el lugar sin saber a dónde se fueron, explicó.
A raíz de la siembra de bagre, tilapia y lobina que impulsó Ramón Corral Avila, comisionado nacional de Pesca, la presa del Oviáchic ha repuntado significativamente su producción.
Hasta la fecha se han efectuado cinco siembras de peces cuando había decaído hasta en un 80%.
“Nosotros esperamos que esto atraiga a quienes abandonaron el pueblo o vengan familias nuevas en busca de trabajo”, aseguró Hernández Acuña.
Antes existió un viejo Buenavista que se fundó en 1523 cuando los españoles llegaron a esta región con intenciones de colonizar a los nativos que vivían ahí.
Andrés Pérez Rivas, fraile evangelizador, propuso la fundación del pueblo y como eligieron hacerlo sobre una colina el nombre de Buenavista resultó agradable a todos.
En 1947, el Gobierno les hizo la proposición de reubicar las casas en otro lugar porque el Gobierno había decidido construir una presa en donde estaba asentado el pueblo por ser el más apropiado para los cauces de los ríos que desembocarían en el conjunto de agua.
Fue casi cinco años después que la presa Alvaro Obregón quedó construida y los vecinos en el nuevo Buena Vista; quedaron bajo el agua las casas y la iglesia colonial que habían quemado los yaquis años atrás.
Recordó que tan sólo tres años antes habían edificado una escuela primaria llamada Abelardo L. Rodríguez, la cual también quedó bajo el agua.
Cuando estaban en el anterior predio, su tierra comprendía 40 mil hectáreas para 187 comuneros; ahora son 184 para 178 más la parcela escolar.
De Buenavista nuevo falta mucho por hacer y los pobladores esperan con ansia progresar para que sus amigos y familiares no emigren a otros lugares en busca de mejor vida.

Por Blanca Laurián
Nota publicada en el periódico El Imparcial el 31 de julio de 2004.

1 comentario

Maribel -

Muy interesantes son estos datos informativoas que muchos de nosotros hemos ignorado por tanto tiempo. Gracias Aleyda por publicar este articulo.