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oviachic

De nada valió

Por: José Alvaro Gutiérrez

Fueron tantas las travesuras que se hicimos mientras vivimos en el Oviáchic que sería esto como un confesionario. Algunas fueron con más malicia que otras, pero en fin creo que fueron cosas de chamacos.
Recuerdo una en la que nunca creímos que la habilidad nuestra fuera superada por Rafai Sotelo (el “Papigochi”). El tenía sus tierras a un lado de donde está ahora el Pioquinto, en el arroyo del desagüe del canal alto, en su predio tenía sembrados plátanos, y quién sabe qué andaríamos haciendo hasta allá, pero sí fuimos hasta el cerro de Timo en esa ocasión, como siempre la misma pandilla, Roberto, Ramón, Ariel, y no me acuerdo quien más, el caso es que fuimos a inspeccionar la mancha de plátanos y encontramos un racimo muy bueno, donde estaban grandes incluso uno o dos maduros, como sucede se maduran dos o tres y los demas están todos verdes.
Sin pensarla mucho los cortamos y ahí vamos hasta el campamento cargando con el
racimo que tenía que ser cargado entre dos y nos turnábamos, pero ojo tenía que ser por el monte para que no nos vieran y había que borrar las huellas para que no nos siguieran.
Cruzamos por el terreno actual de Francisco Vázquez y rodeamos por donde están actualmente los Villegas, seguimos por la loma del Oro siempre con la precaución que no nos vieran ni nos siguieran.
En nuestro trayecto atravesamos los dos arroyos que están antes de llegar al campamento y el cerco de púas, pero no por donde está el camino, sino que unos diez metros adelante, a un lado del basurón; casi enfrente de donde vivía Francisco Martínez y su familia es donde
guardamos y repartimos el botín.
Lo que les platico sería como a las tres o cuatro de la tarde, pues qué creen, para las 6 ya el Papigochi le había cobrado el triple de lo que costaban los plátanos a nuestros padres, nos “huelló” muy rápido y no valió de nada la estrategia utilizada.
Hay más, muchas más si se animan cuéntelas. Recordar es vivir, al fin nadie salió delincuente de la raza.

1 comentario

manuel felix -

no te preocupes chito las generaciones de mas arriba tambien eran unos pillines le hacian mucho daño cortandole (por no decir otra cosa) los platanos con abel quintero