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En el parquecito

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Me da gusto ver esta área verde en Buenavista, la verdad le da vida al lugar. En nuestra última visita aproveché y le tomé esta foto a mis hijos, les presento a Andrea y Santiago, a quienes no los conozcan.

¿Quién se anima a bañarse ahora?

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A mí no me tocó, pero sé que hubo valientes que se bañaban en el canal. Supongo que hay algunas historias al respecto, ojalá nos cuenten alguna.

¿Alguien quiere posada?

Estamos apenas en septiembre, lo sé, pero ya ven que el tiempo pasa volando. No creen que sería bueno una reunión, tipo posada, para el reencuentro de quienes hace muuuuucho no nos vemos.
De coperacha por familia, y si se puede en sábado, por quienes vivimos fuera, con tiempo se planean mejor las cosas, sobre todo el lugar, ahí los que tengan influencias, que las muevan.
Se aceptan propuestas, que sea algo familiar, tomar muchas fotos y sobre todo convivir y conbeber dirían algunos, jaja.

Gracias Doc

Gracias Doc

En el año de 1977 un doctor llegó a Buenavista, luego de concluir en el poblado su servicio social fue invitado por el Ing. Torruco a que atendiera a los habitantes del Oviáchic.
Lo recuerdan, sí hablo del Dr. Jacobo Valdés Castro, quien atendió a los paciententes del campamento y trabajadores de la planta.
Vivió durante su estancia en el lugar, que fue de tres años, en la Casa de Visitas.
"Se portaban todos muy bien conmigo, me invitaban a sus casas, a Héctor Vizcarra le gustaba hacer carnes asadas", comentó el médico en una charla en Obregón, donde tuvimos oportunidad de saludarlo.
Como algunos de sus pacientes frecuentes en el Oviáchic recuerda a María de Jesús, quien llevaba a su hija más chica pues tenía problemas de faringe.
También Don Francisco Vázquez y doña Clemencia estaban en frecuente control con él.
"Los Félix eran los más traviesos, por eso seguido los veía", dijo el doctor Jacobo.
Agregó de este sitió que fue una comunidad que creció ahí, y que buena parte de los hijos de los trabajadores de la Comisión Federal son profesionistas. "Para muchos de esos muchachos vivir ahí fue el mejor momento de sus vidas", comentó.
A más de una boda le tocó acudir a este habitante temporal del campamento, recuerda bien las de Nora y Pancho, Inés Vázquez, Eva, etc. Hasta comenta que él también debió haber hecho su boda ahí.
En 1981 conoció a Artemisa, con quien ahora comparte su vida y tiene tres hijos, Rosa Irene, David Jacob y Gabriel Andrés.
En junio de ese mismo año los trabajadores de la CFE fueron afiliados al Seguro Social, por lo que terminó su servicio que de forma particular ofreció a los moradores del campamento. Antes de concluir este ciclo trabajó en el consultorio de la Comisión ubicado en las calles Guerrero y California y a quienes era necesario los canalizaba a la Central Quirúrgica o a la Purísima.

Miren lo que me encontré

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A la par que se renovaba la legislación, se iniciaba con fuerza el desarrollo económico del sur de Sonora con la construcción de la presa Oviáchic. El presidente de la República, Lic. Miguel Alemán, visitó con ese motivo la región, acompañado por el Ing. Adolfo Oribe Alba, secretario de Recursos Hidráulicos, y el Gral. Abelardo L. Rodríguez, gobernador con licencia, que aparecen a su derecha e izquierda, respectivamente. (No venía la fecha exacta de cuándo fue esta visita)

Bebiendo en grupo

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Este grupo de señores parece que la estaban pasando bien, espero que los reconozcan.

otro bailable

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Aquí les dejo esta imagen de un evento en el Oviáchic. Gracias a Manuel Félix que me hizo llegar esta foto. A ver ¿quién los identifica?

bailable

Hace algunos añitos estos alumnos de la escuelita del Oviáchic bailaron en la cancha. En la foto la primera que aparece a la izquierda es Artemisa Martínez Córdova (la Micha), el que sigue es Jorge Félix Gómez (la pulga) el otro es Alfonso Pliego Larrañaga (el Ponchito) y por último Maribel Gutiérrez Guerrero.

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A caballo

Por los rumbos de Buenavista es común observar a las personas montadas a caballo, hay otros que no lo hacen tan seguido, pero igual les gusta hacerlo.

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José Alvaro Gutiérrez en un paseo por sus tierras en Buenavista.

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Heriberto Armenta Guerrero monta en el rancho El Disparate.

Saludos a los dos.

¿Regresará la gente que emigró de Buenavista?

A continuación les dejo esta nota para que comparen cómo estaban las cosas hace un año y cómo están actualmente, seguirá igual la situación.
Los poco más de 200 habitantes que tiene el poblado sobreviven de la pesca, agricultura y ganadería como actividades productivas, pero pasan las de Caín para mantenerse contra las adversidades que se les presentan y que radican en la falta de tierra.
Aunque anteriormente la población se doblaba en número, José Manuel Hernández Acuña, habitante del lugar, recuerda cómo se fueron yendo poco a poco sus paisanos.
Las casas abandonadas abundan en el lugar, algunas son de los comuneros viejos que murieron pero sus herederos no vieron futuro en el lugar y sólo se hacen cargo del contrato ejidal que les corresponde.
Unos han partido a Ciudad Obregón en busca de trabajo, o abandonan el País para hacerse de dinero.
Otros sólo han dejado el lugar sin saber a dónde se fueron, explicó.
A raíz de la siembra de bagre, tilapia y lobina que impulsó Ramón Corral Avila, comisionado nacional de Pesca, la presa del Oviáchic ha repuntado significativamente su producción.
Hasta la fecha se han efectuado cinco siembras de peces cuando había decaído hasta en un 80%.
“Nosotros esperamos que esto atraiga a quienes abandonaron el pueblo o vengan familias nuevas en busca de trabajo”, aseguró Hernández Acuña.
Antes existió un viejo Buenavista que se fundó en 1523 cuando los españoles llegaron a esta región con intenciones de colonizar a los nativos que vivían ahí.
Andrés Pérez Rivas, fraile evangelizador, propuso la fundación del pueblo y como eligieron hacerlo sobre una colina el nombre de Buenavista resultó agradable a todos.
En 1947, el Gobierno les hizo la proposición de reubicar las casas en otro lugar porque el Gobierno había decidido construir una presa en donde estaba asentado el pueblo por ser el más apropiado para los cauces de los ríos que desembocarían en el conjunto de agua.
Fue casi cinco años después que la presa Alvaro Obregón quedó construida y los vecinos en el nuevo Buena Vista; quedaron bajo el agua las casas y la iglesia colonial que habían quemado los yaquis años atrás.
Recordó que tan sólo tres años antes habían edificado una escuela primaria llamada Abelardo L. Rodríguez, la cual también quedó bajo el agua.
Cuando estaban en el anterior predio, su tierra comprendía 40 mil hectáreas para 187 comuneros; ahora son 184 para 178 más la parcela escolar.
De Buenavista nuevo falta mucho por hacer y los pobladores esperan con ansia progresar para que sus amigos y familiares no emigren a otros lugares en busca de mejor vida.

Por Blanca Laurián
Nota publicada en el periódico El Imparcial el 31 de julio de 2004.

De vacaciones

Hola a todos, este viernes 29 DE JULIO estaré por Obregón, ya saben si quieren compartir una foto o un texto breve o alguna anécdota, búsquenme en casa de doña Viola.
Saludos a todos.

De nada valió

Por: José Alvaro Gutiérrez

Fueron tantas las travesuras que se hicimos mientras vivimos en el Oviáchic que sería esto como un confesionario. Algunas fueron con más malicia que otras, pero en fin creo que fueron cosas de chamacos.
Recuerdo una en la que nunca creímos que la habilidad nuestra fuera superada por Rafai Sotelo (el “Papigochi”). El tenía sus tierras a un lado de donde está ahora el Pioquinto, en el arroyo del desagüe del canal alto, en su predio tenía sembrados plátanos, y quién sabe qué andaríamos haciendo hasta allá, pero sí fuimos hasta el cerro de Timo en esa ocasión, como siempre la misma pandilla, Roberto, Ramón, Ariel, y no me acuerdo quien más, el caso es que fuimos a inspeccionar la mancha de plátanos y encontramos un racimo muy bueno, donde estaban grandes incluso uno o dos maduros, como sucede se maduran dos o tres y los demas están todos verdes.
Sin pensarla mucho los cortamos y ahí vamos hasta el campamento cargando con el
racimo que tenía que ser cargado entre dos y nos turnábamos, pero ojo tenía que ser por el monte para que no nos vieran y había que borrar las huellas para que no nos siguieran.
Cruzamos por el terreno actual de Francisco Vázquez y rodeamos por donde están actualmente los Villegas, seguimos por la loma del Oro siempre con la precaución que no nos vieran ni nos siguieran.
En nuestro trayecto atravesamos los dos arroyos que están antes de llegar al campamento y el cerco de púas, pero no por donde está el camino, sino que unos diez metros adelante, a un lado del basurón; casi enfrente de donde vivía Francisco Martínez y su familia es donde
guardamos y repartimos el botín.
Lo que les platico sería como a las tres o cuatro de la tarde, pues qué creen, para las 6 ya el Papigochi le había cobrado el triple de lo que costaban los plátanos a nuestros padres, nos “huelló” muy rápido y no valió de nada la estrategia utilizada.
Hay más, muchas más si se animan cuéntelas. Recordar es vivir, al fin nadie salió delincuente de la raza.

La indemnización

Se dice que cuando los habitantes de Buenavista estaban en su anterior predio, es decir el que quedó bajo el agua de la presa, su tierra comprendía 40 mil hectáreas para 187 comuneros; ahora son 184 hectáreas para alrededor de 180 personas.
En una entrevista publicada en un periódico mi tío Alejandro Gutiérrez Acuña explicó que cuando les hicieron la propuesta de la construcción de la presa, pensaron que sería un acto benéfico para ellos y la ciudadanía cajemense, así como para los productores de los valles.
Algunos solicitaron su traslado a los valles agrícolas del Yaqui o Mayo, actividad que realizaron sin éxito.
Los comuneros recibieron 45 pesos por hectárea y apoyos para el traspaso de sus pertenencias al lugar en que se fundaría el nuevo Buenavista.
Según mi tío Jando el dinero de la indemnización no alcanzó para establecerse, por lo que tuvieron que recurrir a los créditos que ofrecía el Banco Rural (Banrural) con el que también les fue mal.
Los intereses aumentaron desconsideradamente y el Banco tuvo que cancelar los créditos.
Hasta hace algunos años hubo una reestructuración de la cartera vencida y se “alivianaron” un poco, pero no lo suficiente.
“Nunca pensamos que resultaríamos afectados con la reducción de nuestro terreno tan significativamente”, aseguró, “muchos viejos ya murieron pero aún quedamos quienes vimos cómo lo que podía prosperar no se logró”.
Manifestó que la obra de la también conocida como presa del Oviáchic, tuvo un perjuicio del 90 por ciento para ellos en lugar de beneficio como esperaban.
Lo que es importante resaltar es que algunos (muy pocos) de los pobladores resultaron beneficiados con la construcción que les dio trabajo y posteriormente otros comenzaron a laborar en la planta de la Comisión Federal de Electricidad.

Recuerdo breve

Hace poco Ramón Guerrero Martínez me contó que el primer recuerdo que tiene de un grupo musical tocando en vivo fue en la quinceañera de Cecy Contreras (q.e.p.d), donde amenizó La Tierra S.A..
La agrupación se colocó en la terraza de la casa de esta familia en el campamento del Oviáchic.
Como ésta hubo muchas otras fiestas en este lugar, mismas que iremos contando poco a poco gracias a sus anécdotas.
Saludos a toda la familia Contreras.

Construyen el canal

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No tengo aún muchos datos de la construcción del canal, pero aquí les dejo estas imágenes, si alguien sabe algo que nos cuente.

Ganaron

Un saludo a todos los visitantes de la página y una felicitación al equipo de Buenavista que empató el fin de semana la serie en la cual estaban abajo dos juegos a cero y con emocionantes encuentros lograron empatar la reñida serie a dos juegos con el poblado vecino de Cumuripa logrando en el segundo partido cerrar el tercer out con una sensacional atrapada por parte de Francisco Coronado Guerrero, hijo de Mundo y Eva,felicidades.
José Alvaro.

El miedo no anda en burro...

Un primo de Buenavista me contó una vez con mucha presunción de una proeza que se aventó hace ya muchos años.
Resulta que por andas o mangas lo dejaron los raites de un baile de Hornos, y tenía a fuerzas que regresar al pueblo (Buenavista).
Comenzó contando que él se había aventado un recorrido extraordinario “correr desde Hornos a Buenavista”. Los que oíamos el relato obviamente le aventamos el clásico “aaaaaaaaaaaaah, sí como no” (casi 20 km.). “Deveras y con botas”, decía.
“Sí, cómo no, ándale, pues, le seguíamos reclamando.
Hasta eso que reconoció que se había parado de correr como tres veces, pero caminando a paso veloz. En eso se le sale comentar que al pasar el “chorrito”, como le decíamos a el vado antes de llegar con Don Lupe Coronado dijo: “AHI ES DONDE ME DIO MAS MIEDO” ( OJO MAS MIEDO). Quería decir que lo que lo traía a cola era el miedo que sentía y no le hacía nada, incluso correr con botas.
Si bajo estrés somos capaces de muchas cosas, le preguntaremos a Roberto, Ariel y al Piti lo que les paso en el parque, pero esa es otra historia…
José Alvaro.

Puse la mía

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La última ocasión que fui a Obregón tuve la oportunidad de ir a la presa del Oviáchic, para quienes ya conocen los alrededores sabrán que existe un restaurant cerca del mirador, donde no es por nada pero se come muy rico.
Como ya era tarde e íbamos casi, casi, recién comidos, esa vez sólo fuimos a este establecimiento a saborear unos nachos, y nos quedamos picados así que pedimos más.
En otra oportunidad les hablaré más acerca de este lugar que tiene su historia y sobre todo nos interesa porque está íntimamente ligado con los temas que queremos tocar en este espacio cibernético, ojalá Alejandro Suárez nos quiera contar acerca de su negocio en nuestra próxima visita.
Esa última vez que fui me llamó la atención este lugar que el restaurant tiene dedicado a tarjetas de presentación de sus visitantes y no sólo eso también se pueden observar billetes de distintas nacionalidades y otros valiosos recuerdos. Por lo interesante que me pareció pues yo también le dejé una tarjetita, que espero ande todavía por ahí.

Saludos a Alaska

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Aquí les comparto una foto de la familia de Maribel Gutiérrez, su esposo David y sus hijos Bob y Kendra la acompañan. Saludos a ellos hasta Anchorage, Alaska.

Una sorpresa

Hace unos días estaban platicando José Alvaro y Ede afuera de nuestra casa en Obregón, bueno, la casa de mi mamá, cuando llega junto a ellos un señor preguntando que si ahí vivía la familia Gutiérrez, cuál sería su sorpresa al descubrir que era el profesor del Oviáchic Agustín Rodríguez.
Según les contó en breve charla se habría enterado de este sitio y le dijeron que una servidora (Aleyda) lo alimentaba con información.
Les dijo además que la profesora había fallecido hace seis meses (q.e.p.d.) y que él recientemente había ido a la planta del Oviáchic.
Extraoficialmente les digo que el ingeniero de allá (lo siento no sé su nombre)prometió darle una manita de gato a la escuela del Oviáchic, ojalá, para que se siga utilizando en reuniones de las generaciones que estudiaron ahí.
Yo no tuve la oportunidad de tomar clases en ese plantel, pero la mayoría de mis hermanos sí. Cuando yo tenía dos años mi familia se fue a vivir a Obregón y me tocó cursar la primaria tiempo después justo frente a mi nueva casa.
Esperemos se haga realidad este proyecto y desde aquí le mandamos un saludo al profesor, deseamos también que en la medida de lo posible se sume al proyecto, porque sabemos que tiene mucho que aportar.