Blogia

oviachic

Invitación

Invitación

Quiero invitarlos a que visiten la página www.laprolecita.blogia.com, es mi otro sitio donde hay fotos de la familia Gutiérrez Guerrero y de la mía claro. Ahí verán las últimas imágenes de Eduardo, que supongo hace mucho no ven. de mi hermana Maribel con su niña en su visita a California y otras de primos y amigos.
Saludos, mándenme fotos y comentarios, es lo que me alienta a seguir con este espacio.

Encuentra a tus amigos de la escuela

Encontré un lugar en internet que se llama www.mipasado.com.mx donde puedes encontrar a tus compañeros de escuela para ponerte en contacto con ellos. Lo que me emocionó más es que aparte de Ciudad Obregón, como punto más importante, también vienen otros lugares cercanos y entre algunos sitios que se mencionan como Pueblo Yaqui, Providencia, Altos de Jecopaco, etc., viene la opción de Buenavista, Hornos y El Pueblito, kilómetro 9.
De Buenavista se destacan los centros escolares como la preprimaria “El Pescadito”, la primaria “Niños Héroes” y la Telesecundaria #43.
Así que ya saben si quieren tener contacto con algún otro egresado pueden escribir sus datos, hasta el momento no hay ninguno, anímense los que hayan estudiado ahí, o pasen la voz.

Recordando el 50 aniversario de Buena Vista

Recordando el 50 aniversario de Buena Vista

El 24 de junio del año 2002 fue un día muy especial para los habitantes del pueblo de Buenavista, celebraron el 50 aniversario del lugar tras la reubicación.
Por tal motivo hubo una gran fiesta a la que tuve oportunidad de acudir, y en su momento publicar un texto al respecto en el periódico donde trabajo.
Para quienes no lo han leído o quienes no pudieron estar en ese momento ahí, aquí les dejo el artículo, sólo omití algunos datos históricos de la presa y del pueblo pues ya los compartí con ustedes en este espacio anteriormente.

Aleyda Gutiérrez Guerrero

Gran poder de convocatoria tuvo el festejo por el 50 aniversario de la reubicación del Pueblo de Buenavista; sus habitantes hace cinco décadas tuvieron que abandonar casa y tierras por la Construcción de la Presa Alvaro Obregón que con agua sepultó sus querencias.
Desde las cuatro de la tarde los pobladores del ejido empezaron con el programa que de antemano habían establecido para este día tan especial; de inicio hubo una peregrinación con el santo patrono San Carlos Borromeo, que vino a parar a un costado de la escuela primaria donde ya se encontraba la banda que amenizó la fiesta.
Cuando los rayos del sol comenzaron a esconderse tras el horizonte, en la cancha se alistaban las mesas, refrescos y la cerveza bien fría. La gente se saludaba gustosa de volver a verse, algunas acudieron al lugar donde aún conservan sus raíces.
Los jóvenes y niños por ser día de San Juan, tal como lo dicta la costumbre, salieron a pasear a caballo, y por algunos momentos estuvieron congregados en las principales vías de acceso lo que daba un lucimiento especial a la celebración.

Invitados especiales

Alejandro Gutiérrez Lugo, delegado de Policía del Ejido, y su esposa Sra. Guadalupe Lendo de Gutiérrez, presidenta del DIF de esta localidad, al igual que el Sr. Alejandro Gutiérrez Acuña, presidente de Bienes y Comunales y su esposa Concepción Zayas de Gutiérrez, encabezaron la mesa de honor en la que estuvieron también los señores Marco Antonio Armenta Parra, tesorero del comisariado y Héctor Coronado Villegas, secretario del comisariado, al igual que la reina del cincuentenario, señorita Ana Elsa Armenta Rodríguez.
Como invitados especiales acudieron a Buenavista, el Lic. Guillermo Miranda, coordinador de Comisarías y Delegaciones del municipio de Cajeme; el regidor Octavio Parra Gutiérrez, quien fungió como representante del alcalde C.P. Ricardo Bours Castelo; el Sr. José Ramón Sandoval López, presidente del Club del Anzuelo y su esposa Norma Alicia Vega de Sandoval; la señora María Leonor Verdugo de Yépiz, presidenta del partido Alianza Social del municipio de Cajeme y el Sr. Cruz Muñoz Yépiz, representante del comisariado ejidal de Esperanza.
El profesor de la escuela primaria del lugar, Sr. Alejandro Gutiérrez Zayas, fungió como maestro de ceremonias del festejo y aprovechó para destacar que “para nosotros los buenavistenses, es un orgullo que se haya tomado en cuenta el primer cincuentenario de esta comunidad, ya que después de que fuimos desalojados nos reestructuramos aquí y nos sentimos muy orgullosos. Aparentemente cincuenta años son pocos, pero para todos nosotros significa mucho”.
Después de esto agradeció a todas las personas y empresas que se solidarizaron con el pueblo para hacer posible esta fiesta que esperan se haga tradicional al igual que la que tienen cada año el 4 de noviembre, por ser el día del santo patrono San Carlos.

Hay que seguir viviendo y luchando

El encargado de hacer una breve remembranza de su antiguo pueblo y de los inicios del actual fue el señor Alejandro Gutiérrez Acuña, quien también dio a conocer la lista de todos los habitantes que anteriormente han tenido el honor de estar en el cargo que él ostenta actualmente, así como de mencionar a las personas del censo básico que aún residen en Buenavista.
“Nosotros tuvimos conocimiento del gobierno estatal y federal el año de 1947, que fue cuando se puso la primera piedra donde se iba a construir la cortina del bordo y de ahí para adelante nos reunimos para elegir un representante que nos resolviera la indemnización de las tierras que nos iba a invadir la presa y fue el señor Aureliano Anaya, él aceptó el encargo que le encomendamos, ahí mismo nos recomendó que el pueblo de Buenavista lo reinataláramos de este lado de la cortina de la presa...nos falló en su promesa de ayudarnos, pero fue porque murió, si no, Buenavista estuviera ahorita en otra altura”, contó Gutiérrez Acuña.
“Nos tocó sufrir y estamos sufriendo, pero hay que seguir viviendo y luchando, dijo con voz entrecortada por el sentir de dejar hace 50 años su pueblo enterrado.
Se sabe que fueron 45 pesos por hectárea los que recibieron los comuneros así como apoyo para el traslado de sus pertenencias a lo que es el nuevo pueblo de Buenavista, que se ubica al norte de Ciudad Obregón.

Reina, corridos y barbacoa

El regidor Octavio Parra Gutiérrez, representante del presidente municipal de Cajeme, y nativo de esta comunidad, en su breve intervención frente al micrófono, dio a conocer el mensaje enviado por el alcalde y aprovechó para decir que “nosotros fuimos testigos, aunque estábamos pequeños cuando nos reubicaron, pero ya pintamos en canas y estamos festejando junto con ustedes este grandioso cincuentenario, agradezco la invitación a la presidencia municipal, me dio mucho gusto porque soy nativo también de Buenavista, ese Buenavista que se quedó sepultado en el fondo de la presa, del que todos guardamos un recuerdo muy bonito”.
Después de esto hubo un minuto de silencio por las personas del censo básico que ya no están, y como testigo estuvo el santo patrono que durante toda la celebración estuvo en la cancha.
Dentro del programa se incluyó algo nuevo, pero muy agradable para los habitantes del ejido, la presencia de la reina del cincuentenario, Anita primera, quien tras su coronación hizo un recorrido por la cancha acompañada por el presidente del Comisariado Ejidal Sr. Alejandro Gutiérrez.
Se entregaron además reconocimientos a las personas del censo básico que aún viven en Buenavista, éstos fueron donados por el presidente del Club del Anzuelo, José Ramón Sandoval; y con acompañamiento de la banda, la señora Carmen Limón de Portillo interpretó el corrido de Buenavista, mientras ya se empezaban a servir los platos con barbacoa y frijolitos preparados especialmente para la ocasión.

Ha vuelto a sembrar sandías

José Limón Murrieta, uno de los habitantes de Buenavista y que pertenece al censo básico, es decir, que le tocó vivir la reubicación, recuerda que fue muy difícil para ellos ser desalojados de sus techos, “volteábamos para atrás a ver la querencia”.
Después de 50 años. Asegura Don José que ya quiere al pueblo, y sobre el día que les cambió la vida cuenta: “El puro día de San Juan andábamos apurados sacando todas nuestras cosas”.
Al preguntarle sobre las diferencias entre uno y otro lugar responde: “Allá en el pueblo viejo teníamos nuestro pedacito de tierra de humedad y de temporal, llovía mucho, todo lo que sembrábamos se nos daba en el terreno que teníamos a la orilla del río y aquí si no regamos no se nos da nada”.
Continúa su relato diciendo que en Buenavista viejo sembraban muchas sandías y no necesitaban regarlas, tenían un terreno muy bueno que les había dejado su padre, en cambio aquí hasta hace poco ha vuelto a ver un “verano” de sandías.
Las casas que les proporcionaron las hizo el Gobierno, comentó limón Murrieta, pero todos han tenido que ampliarlas porque eran muy chicas. “Lo que sí es cierto es que ahora son más seguras, porque antes los indios que estaban en la sierra bajaban nomás a quitarte lo que tenías y de pilón, te mataban”.

Regresaron por sus difuntos

La señora Viola Guerrero Barra, que en el tiempo de la reubicación contaba con sólo 15 años, relató que anteriormente su familia vivía en un rancho cercano a Buenavista viejo llamado El Mezquite y que en la época en que se fueron a vivir al pueblo ya fue cuando éste se había repoblado, porque hubo un tiempo que estuvo abandonado debido al saqueo hecho por los indios en el lugar.
“Varios días duró el traslado, todo mundo estaba triste, mucha gente volvía para ver si el agua ya había cubierto sus casas, algunas familias incluso regresaron por sus difuntos, porque no se resignaban a que quedaran bajo el agua”, recordó.
No a todos les fue mal, según cuenta Doña Viola, algunos consiguieron trabajo durante la obra, y después de ésta. “Tres de mis hermanos, los mayores trabajaron en la construcción de la presa y del canal alto, después uno fue contratado por la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos y los otros en la Comisión Federal de Electricidad del Oviáchic.

Recibieron reconocimiento en el festejo del 50 aniversario:

Guadalupe Coronado Limón
Trinidad Bustamante Villa
Carlos Americano Valenzuela
Cayetana Ochoa Armenta
Manuel Parra López
Jesús Soto Zayas
Josefa Valenzuela Armenta
Rubén Gutiérrez Acuña
Alejandro Gutiérrez Acuña
Martín Leyva Cano
Miguel Figueroa López
Medardo González Limón
Antonio Gutiérrez Acuña
Ramón Hernández Armenta
Ceferino Cuevas Acuña
Rodolfo Gutiérrez Acuña
Pedro Limón Murrieta
Félix Armenta Parra
Juan Martínez Calles
José Limón Murrieta
Gaudencio Rodríguez Silva
Dionisio Americano valenzuela

Familia Guerrero

Familia Guerrero

Algunos de ustedes ya habrán visto esta foto en la otra página familiar que tengo, pero para quienes no lo hicieron aquí la comparto porque son parte de la familia Oviáchic, o más bien de las ramificaciones que ya tiene.
En la foto aparecen Eva y sus hijos Eva María, Marcela y Francisco. También está Nora y sus hijos Francisco y Georgina. Podemos ver también a la esposa de Luis Guerrero, Alicia, y las hijas de ambos: Frania y Carolina. Claro, ya se habrán dado cuenta que también está doña Socorro Martínez.

Travesuras

En la tranquila vida del Oviáchic debemos decir que no todo era belleza y dulzura, hubo algunos traviesos que se llevaron sus buenos regaños por querer apoderarse de lo que no era suyo.
Sí, como muchachos inquietos que eran los moradores, también hicieron pasar vergüenza a sus pobres madres con algunos robos consumados y otros que fueron intentos.
Un caso fue, y lo supimos de la propia voz de una de las participantes, cuando dos chiquillas tomaron durante una velación en casa de la “Frijola” la alcancía que pertenecía a las hijas de la antes mencionada.
“Era un bote de cocoa, tenía como cinco pesos y lo agarramos”, confesó muchos años después una de las autoras materiales del robo.
Pero ambas chiquillas traviesas no contaban con que las dueñas del “botín” las acusarían, y aunque trataron de negarlo doña Bertha y doña Clemencia, sus madres, no fueron muy flexibles. Ante el inminente fracaso optaron por confesarlo todo.
Al parecer cuando ocurrió este hecho las pillas tenían alrededor de 8 y 10 años de edad, poco después los Guerrero Rascón se fueron a vivir al Novillo.
Y esto no es todo, hay quienes intentaron robar cigarros de la caseta del parque, otros más que la hicieron de Chucho el roto, compartir lo que robaban, en fin, quien se anime a contar su historia, adelante, y vean esto como las travesuras que eran…

Construyen la planta

En el año de 1956 ya se comenzaba a construir la planta hidroeléctrica de la Comisión Federal de Electricidad en el Oviáchic, misma que generaría electricidad por medio del agua de la presa Alvaro Obregón.
Del acervo fotográfico de Don Angel Guerrero Barra obtuvimos estas valiosas imágenes, la primera fechada en septiembre de 1956 y las otras dos en diciembre del mismo año.

Image Hosted by ImageShack.us

Image Hosted by ImageShack.us

Image Hosted by ImageShack.us

La primera generación

El campamento del Oviáchic comenzó a ser poblado a inicios del año 1960, las familias vivieron antes en otro asentamiento al que llamaban “Recursos” y que se ubicaba cerca de donde está el panteón de Buenavista.
Las casas que estuvieron ahí poco a poco se fueron deteriorando por saqueos, según cuentan, y por el paso del tiempo obviamente.
Aún no terminaban del todo las viviendas del Oviáchic cuando comenzaron a llegar los moradores. Algunas familias venían ya con sus hijos mayores, y dentro de esa primera generación que creció en el campamento se encuentran Héctor Vizcarra Espinoza; Luis, Rosa, Tina y otros hermanos de él un poco más jóvenes.
Además, según nos hizo saber Carlos Vázquez, miembro de esta primera “camada”, están Pablo y Gonzalo Contreras, hermanos de Alfredo y Gerardo.
Otros nombres que mencionó fueron los de Francisco Coronado Rodríguez, hermano de la Chuy (q.e.p.d.); Eduviges, Ana, José y otros hermanos de Mundo Coronado.
Nombró además a Emilio, Servando e Ismael Acosta Ortiz, hijos del famoso Tecori, quienes vivían en la casa donde ahora vive Adolfo.
De los Herrera recuerda a “El Chapo”, “El Güilo”, Manuel, Julieta, Mundo, etc.
Un dato interesante que hay que conocer es que la primera generación en la escuelita del campamento fueron: Rosa Vizcarra y Ana Coronado, la segunda fue la de Carlos Vázquez (con puros dieces, dice él); Eduardo, el hijo del profesor, y Emilio Acosta Ortiz.

Qué trío

Image Hosted by ImageShack.us

Hace poco en la fiesta de Omarcito, el nietecito de Concha Parra y Ramiro Guerrero, se reunieron estas tres mujeres, todas vivieron en el campamento y ahora radican en Ciudad Obregón.
La primera, Concha, crió en el Oviáchic a Servando, Ana, Omar, Diana y Daniela.
Doña Viola lo hizo con Lupita (Q.E.P.D.), Eduardo, Maribel, José Alvaro, Edelmira, Myrna, Laura y Pety; mientras Socorro Martínez educó a Manuel, Luis, Nora, Eva, Roberto y Ramón.
En la imagen doña viola está en medio de sus dos cuñadas, a la izquierda la esposa de su hermano Ramiro y a la derecha la viuda de su hermano Roberto, así que la familia convivió de cerca en aquella época. Aunque la verdad todos parecían primos.
Ojalá pronto podamos reunirnos muchos otros. Saludos a las tres.

La leche bronca...hace buen dulce

Image Hosted by ImageShack.us

En Hermosillo a los patios de las casas les dicen corral, desde que vivo aquí, hace alrededor de 13 años, no me he podido acostumbrar a escuchar este término empleado de esta manera, será que para mí los corrales son otra cosa.
Para llegar al corral de mi papá yo bajaba la lomita en donde está ubicado el campamento del Oviáchic y cruzaba la carretera, entre sueños recuerdo (porque estaba muy chica), que mi mamá ordeñaba y que mis hermanos tenían vasos en las manos para agarrar la espuma que se producía al salir la leche de la ubre de la vaca.
Me gustaba pararme ahí, en los palos de madera que cercaban el ganado para que no se fuera, no eran muchos animales, pero bien que nos daban leche.
Mi nana Nieves, que vivía en casa de mi tío Ramiro, preparaba un dulce de leche delicioso, siempre nos daba, pero yo me quedaba con ganas de seguir comiendo, me encanta.
Mi hermana Ede heredó ese toque para hacerlo porque la verdad le sale muy rico también, la última vez que lo probé creo que fue cuando lo hizo en Semana Santa del año 2002, en una reunión muy amena en las tierras de Nora y Pancho, cerca del Oviáchic. Por favor si alguien hace que me dé…

Tétrico panorama

Image Hosted by ImageShack.us

Los paisajes de la presa no siempre han sido tan bellos, en época de sequía se pudo apreciar este desolador panorama.
Incluso supe que cuando bajó bastante el nivel de la presa se pudieron ver las ruinas del pueblo viejo, algunas personas llegaron ahí en lancha, si alguien le tocó esta experiencia que nos cuente.

Así era

Así era

Observen con cuidado estas imágenes, así era el lugar antes de que la presa estuviera, a pesar de que la foto superior es antigua y tiene poca nitidez, se pueden ver algunas casas en los alrededores del río. Si alguien tiene más datos que pudiera proporcionar sería genial, compártanlos.
¿Quiénes vivirían ahí?, ¿quién tomó esta fotografía?, ¿qué río es éste?

Guardián del cerro

Image Hosted by ImageShack.us

El sábado 16 de octubre del año 2004, el cerro del Capitán recibió a un Angel, que desde ese día resguarda los alrededores y observa desde lo alto el agua de la Presa Alvaro Obregón.
El 2 de agosto de 1931 llegó al mundo, 73 años después lo dejó, el último día de septiembre, pero antes de partir pidió regresar al lugar donde vivió una infancia feliz en el rancho que su familia tenía y al que le llamaron “El Capitán” mismo que se ubicaba a las faldas del cerro.
Tiempo después se mudaron de ahí y fundaron otro rancho, “El Mezquite”, para luego trasladarse al pueblo de Buenavista. Cuando se construyó la presa y la planta de la Comisión Federal de Electricidad, comenzó a laborar ahí, más adelante viajo a otros lugares y sus últimos años residió en Hermosillo.
Sin embargo, tras haber conocido muchos sitios a lo largo de su vida, su corazón siempre quedó en un pedazo de tierra, al cual pidió que llevaran a descansar sus restos. Su cuerpo regresó al Cerro del Capitán convertido en cenizas.
Sus hijos Arturo, Blanca, Georgina y Sonia estuvieron con él al igual que sus nietos, sobre todo su inseparable “Arturito”, con quien compartió tantas cosas.
Fue en una reunión que pidió a su amigo Rubén Armenta Parra, que cuando muriera lo llevaran a este lugar. Su última voluntad fue respetada por la familia.
Hermanos, sobrinos y otros seres queridos, acudieron a la significativa ceremonia de despedida, un grupo de varones partió en lancha y cruzó las aguas de la presa del Oviáchic para complacerlo, desde entonces don Angel Guerrero Barra es el capitán de ese cerro.


Free Image Hosting at www.ImageShack.us

Las mujeres rezaron en la orilla una oración por él antes de que partiera a su destino final. (Dar clik en la imagen para agrandarla)

Free Image Hosting at www.ImageShack.us

El traslado en lancha al cerro bautizado como El Capitán.

Free Image Hosting at www.ImageShack.us

Llegada a su última morada.

Posada

Image Hosted by ImageShack.us
En una de las muchas posadas que se hicieron en el Oviáchic se tomó esta imagen donde según me dijeron Manuel Félix (Chichí) es el de los ojos vendados.
Si alguien recuerda este día platíquenos un poco más.
Foto: Aportación de Francisco Vázquez.

Fiu fiu

Image Hosted by ImageShack.us
Así les gustaba bañarse a los chicos del Oviáchic. Cuál inhibición si estaban entre amigos.
Aportación de: Francisco Vázquez.

Transporte al pasado

Image Hosted by ImageShack.us

Hace uno días platiqué con un familiar que no conocía y espero seguir conociendo más a través de este medio, él se llama Francisco Gutiérrez Quiroz.
Tras una charla muy amena con él y su apreciable esposa, la señora Ofelia Gastélum, me hizo una aportación que considero invaluable, porque es una imagen del Buenavista viejo que aquí les presento, donde aún no he identificado a las personas que ahí aparecen, pero igual da gusto verla.
Mi mamá (Doña Viola Guerrero) a grandes rasgos me dijo que esta parte se encontraba cerca del Buenavista donde ellos residían, pero no era el mismo sitio, éste era algo así como un pueblo fantasma donde hubo grandes propiedades, haciendas del tamaño de una cuadra y esta iglesia antigua.
El otro Buenavista, donde a ella le tocó vivir, tenía una parroquia más pequeñita, provisional, porque ya sabían que serían desalojados para que entrara el agua de la presa Alvaro Obregón.
Pero seguiré investigando se los prometo.
Por otra parte Francisco me contó que a él le tocó trabajar en aquellos rumbos durante la construcción de la presa, casi al concluir la obra por allá en el año de 1952, junto con su primo Roberto Amarillas, que manejaba una tienda.
Dijo que vinieron muchísimas personas de distintos lugares del país a laborar en la edificación que incluso se fundó como un asentamiento con toda esta gente que vino y que se llamó Oviáchic.
Contó que estuvo laborando ahí un ingeniero de apellido Barnetche que un día encontró a uno de los trabajadores acostado y le dijo que si qué hacía. “Descansando”, le contestó el empleado. “Usted no sabe quién soy yo”, le aclaró el superior. “No”, obtuvo por respuesta. Y al identificarse el jefe lo único que obtuvo fue una felicitación del obrero por su elevado cargo. Supongo que el señor Barnetche cayó de espaldas como Condorito ante tal muestra de cinismo.

Añoranzas

Relato compartido por Bety Gutiérrez

Añoranzas, recuerdos de la infancia, ese gran terruño que es Buenavista, al cual por conducto de nuestro Padre Jesús Gutiérrez Acuña aprendimos a amar.
Uno de los más bellos momentos que recuerdo siendo niña es el que me ocurrió una vez en Año Nuevo. Mi papá trabajaba en Vícam, cerca de Obregón, como Inspector de Campo de Banrural, en ese entonces no tenía carro todavía, pero eso no fue impedimento para que como todos los años fuéramos a Buenavista a dar el abrazo a familiares y amistades.
Para trasladarnos mi padre le llamó al “pájaro”, el taxista de la esquina, y él nos llevó, cuando íbamos al pie del cerro de Liochi en el represo del Chiculi, el taxi se quedó atascado pues había llovido.
Ante este percance me bajé cuidadosamente del vehículo para que no se me enlodaran mis botitas nuevas de peluche, ése era un día especial para mí pues las estaba estrenando y no quería ensuciarlas, a mis escasos 7 años eso significaba mucho.
Al bajarme recordé que había una leyenda que decía que en ese cerro se aparecía un caballo blanco, que era salvaje. Yo había imaginado muchas historias a través de esa leyenda pero nunca lo veía cuando iba en carro y esa vez, yo no sé si lo soñé, porque así lo recuerdo como un sueño, vi al caballo blanco, era precioso, con su galanura recorría la parte alta del cerro, fue algo ¡¡¡espectacular!!!, me sentí emocionada, y así como ésta hay muchas historias en todos esos viajes.
En otra ocasión íbamos mi hermano menor Chuchy y yo solos con mi papá, cabe resaltar él era una persona seria, hasta cierto punto pareciera que poco afectiva con nosotros, pero este viaje con él fue mágico porque él nos enseñó a Chuchy y a mí unas declamaciones que aprendió cuando era niño en la escuela, las cuales decían: “La ardillita corre, la ardillita vuela, pero así como corre y vuela, no va a la ecuela” y nosotros jajajaja nos volteamos a ver y nos reímos; y otra declamación decía:…”Sol redondo y colorado como una moneda de cobre, a diario me estás mirando y a diario me miras pobre”..nos sentimos dichosos aquel día…Desde aquí te digo que te quiero papá, allá donde estás…..

De cacería (muy recomendable)

Image Hosted by ImageShack.us
Image Hosted by ImageShack.us

Anécdota: José Alvaro Gutiérrez
Fotos: Francisco Vázquez

Serían los años 80 cuando ocurrió esta historia, yo estaba muy emocionado porque por primera vez era invitado por los más grandes a ir de cacería al cerro El Pedregoso, ¡¡imagínense!!
En el grupo estaban Chichí Félix, Francisco Vázquez, Benjamín Acosta, Manuel Martínez, Rodrigo Armenta, Manuel Guerrero, Eduardo Gutiérrez, un gran perro que se llamaba “Koyac”, pastor alemán de muy bonita estampa, y yo Alvaro Gutiérrez.
Fue muy agradable el alboroto de lonche que llevaríamos, en el que predominaban las sardinas, atunes, tacos de frijol y papas, huevos cocidos, tortillas de harina; esenciales las galletas saladas, los chiles jalapeños y chiltepines; cigarros, vino, pero lo más apreciado LA CERVEZA, ésa no debía faltar y había que cuidarla muy bien.
Los líderes tomaron muy en serio su papel y cuidaron que el consumo del líquido ambarino durante el traslado fuera poco para poder disfrutarlo en los mejores momentos, sobre todo si teníamos que festejar el hecho de matar algún venado, que era el propósito.

Al agua pato

El traslado fue en lancha, no sé de quién era, pero alguien nos dio raite a la presa para que la abordáramos a un lado del edificio, justo donde lo hacían los gringos, nos dijimos ¡y nosotros por qué no! También podíamos.
Era largo el trayecto desde el punto de salida hasta el cerro El Pedregoso, hicimos como unos 50 minutos en la embarcación en la que se autonombro un responsable, el que más experiencia tenía en estos menesteres.
El valiente, fregón y astuto capitán de la lancha siempre estaba dando indicaciones, acomodando a la tripulación y equilibrando el peso: “tú topo para allá, tú zambo quédate ahí, papo ahí estás bien, Liebre déjame ver, tú gringo pásame una cerveza, Gallo dame un cigarro, Tecolote no te estés moviendo, etc., etc.”
Al fin nos acercamos a la orilla, continúan las órdenes “¡apaguen el motor, saquen los remos!” y ahí vamos los súbditos dándole y dándole con los palos de álamo macheteados.
De pronto alguien no sigue las indicaciones del capitán y éste se molesta, abandona su puesto con el cigarro en boca y se dirige a la punta de la lancha para hacerlo él mismo, en eso, por el bajo nivel del agua la embarcación choca con algo, el impacto es fuerte y ¡en la madre! Sólo vimos el cuerpo de nuestro líder volar por el aire, por más que quiso sostenerse de Benjamín no lo logró, será que el zambo suponiendo lo que a él le pasaría de una manera muy habilidosa movió su hombro muy rápido, evitando que el capitán se pudiera salvar de la mojada.
Quihubo, quihubo, todo fue tan rápido en esta acción que todos comenzamos a movernos también ocasionando que el peso en la lancha se desequilibrara, pero contrario a lo que pensaron no nos caímos, aunque vimos muy cerquita un remojón para nosotros también. Aunque estábamos en la orilla y todos sabíamos nadar, imagínense que hubiéramos perdido la cerveza y ¡¡¡los tacos!!! eso sería una tragedia.
Recuperados del susto el orgulloso capitán voltea estando dentro del agua y nos dice con voz enérgica: ¡Pásenme la cuerda! (increíble, pero el cigarro no se le mojó y lo seguía fumando)
Como ya no estaba hondo, él, caminando cada vez más hacia la orilla, nos quiso convencer que se había tirado al agua para jalar la lancha, porque el motor podía agarrar algo y se dañaría (si les digo, muy hábil y astuto).

Arrasó con todo

Luego del rápido desembarque acondicionamos el lugar donde acamparíamos y si teníamos suerte donde pondríamos la carne de los animales que cazáramos, podían ser venados o cochis jabalí.
Las hieleras eran las más cuidadas, pues insisto, ahí iban los dos de 24, menos las cheves que nos tomamos en el camino, unas 18, entonces había que guardar las que quedaban para otro día, como lo dije antes, para celebrar alguna caza de pieza mayor.
Había que prevenir y juntamos bastante leña para los dos días que estaríamos ahí, aunque con suerte llegando, llegando, podríamos lograr el objetivo y festejaríamos de una vez ¡¡¿qué no?!!
El capitán organiza de nuevo y define la estrategia, los de mejor puntería en qué punto se irán, los menos experimentados serán los de la aventada y él quedó en estar más adelante por si a los otros se les iba la presa.
“Yo me los echo por donde pasen”, decía el cazador con experiencia que ya había acompañado a los viejos “colmilludos” de este deporte en aquellos tiempos como el Torote, Medina, Ramiro, El Cochino, Pancho Martínez, etc. De seguro se me pasan varios, pero él los había acompañado como novato y ahora él para nosotros era un experto.
Me tocó obviamente de aventada y había que darles el tiempo justo a los tiradores para que tomaran sus puestos e iniciar el camino haciendo ruido, yo por la falda del cerro, y no recuerdo si Rodrigo por el otro lado, aventando piedras al centro para hacer que salieran los animales.
La tarde pardeaba y era un silencio total, salvo la fauna nativa como palomas, chontles, huitlacoches, cardenales y demás nombres de pájaros.
Al acabar nos reuniríamos en un punto para regresar todos juntos, y ahí vamos tirando piedras y haciendo ruido, sacándole la vuelta a los civiris y choyas así como los mezquitillos (muy bravos, casi como los jala pa’tras como le decíamos a algunas especies de gatos, arbustos parientes del palo fierro, que tienen muchas espinas en forma de gancho). Caminamos bastante, por fin fuimos encontrando uno a uno a los de los puestos y el reporte era de cero observación, ¡pero cómo! si nosotros habíamos hecho bien nuestra parte, al menos que no hubiera, como habían dicho los que determinaron el lugar de cacería, que HABIA MUCHO VENADO. Típicas esas mentiras…
En eso se oyen dos disparos del 30 que traía nuestro cazador de experiencia “EL CAPITAN”, con tiros reformados por él mismo ¡eeeeeeeeh qué les parece! (estaba preparado para el oficio). Comenzamos a correr, todos queríamos ver algo a unos 300 metros, al fin lo encontramos.
¿Qué pasó? ¿Dónde está? Respuesta: se escapó. ¿Sería cierto?, cuando menos dio la esperanza para que al otro día lográramos algo, había que tener ánimos y hacer la aventada mucho más larga. Uy si ésta apenitas la había librado. Pero cómo rajarte si siempre habías peleado por una invitación de éstas, ahora te friegas, me decía. ¡¡¡Haber si te alborotas otra vez!!!!
Dichoso Benjamín (el Güero tragedias) que se había quedado cuidando el campo y haría la lumbre calculando el regreso para cenar, podría ser de dos formas, calentar el lonche, o asar carne de venado, ¡¡¡si chuy, cómo no!!!
Como ya teníamos mucha hambre y estaba lejos el lugar del campamento, cuando subimos a una loma descubrimos un esplendor, pero grande. “Eso es un incendio”, dijo alguien. Cosa rara ver en el monte una vislumbra tan grande, “oyes”, exclamó uno más (modismo empleado para pedir atención), “pero cómo”. “Aguas porque está justamente rumbo al campo, agregó el Capitán, “apúrenle, sabe qué pasaría con el tragedias”.
Al irnos acercando cada vez más, rara la cosa, se oían unas carcajadas fuertes, ¡ha chingado!, qué estará pasando pues.
Por fin se vio todo claramente, había una lumbrada como de 4 metros de altura, toda la leña que habíamos juntado para dos días se estaba quemando y el Güero estaba viendo la lumbre y soltaba la carcajada (en ese tiempo había una canción de los Cadetes de Linares que decía: me gusta quemar mi casa, por verla de frente arder). Estaba pero si bien borracho, eso lo inspiró a quemar toda la leña, ¿inspirado, borracho? Alguien revisó las hieleras pues nuestro temor crecía y crecía. Una completamente vacía y la otra por terminarse, arrojó la inspección.
En la madre, este cabrón se tomó toda la cerveza, pero no le hacía nada lo que todos le reclamábamos, al contrario, más se carcajeaba. “Y el lonche también”, gritó alguien. Revisó todo y comió hasta donde pudo el muy canijo...
Por obvias razones el viaje de regreso tuvo que ser adelantado.
Hago un reconocimiento y felicitación al CAPITAN, me refiero al gran amigo de muchos, muy inteligente y buena persona, como le quieran llamar “el Chichi”, “ el Marciano”, “ el Chilocas”, “el Manis”, “el Cochinito”, etc, etc. Pero el es: Manuel Félix. Y a todos los demás que conformamos esta aventura.
PD. Como complemento cabe mencionar que el Capitán no le dio casi funciones al “Gringo” Manuel Martínez, por que ya era su cuñado.
Y Pancho Vázquez no disfrutó mucho por quitarle las choyas y espinas cada rato al “Koyac”.

Raíces

La gente Oviáchic tiene los olores de esa región metidos en los poros de la nariz; los ruidos de los animales del monte que se escuchaban en la noche comparten todavía sus sueños; su vida está marcada por el agua de la presa y el canal que a muchos los convirtió en expertos nadadores.
El parque fue testigo de sus diversiones y la planta les dio de comer. La belleza de los alrededores les brindó un paisaje que cualquier pintor quisiera plasmar en un lienzo y ahora, aunque muchos lo visiten, siempre será suyo por derecho.
Los ladrillos de sus casas marcaron su historia y las blancas bardas eran sólo un formalismo porque entre todos conformaron una bella familia.

Parque Oviáchic

Image Hosted by ImageShack.us
Panorámica del Parque Oviáchic y sus alrededores, no cabe duda de que Pancho Vázquez es todo un artista de la lente, gracias.
Todavía me acuerdo que le compraba cosas a mi prima "Chabela" en la caseta.
¿Quién me platica la situación actual del parque?, ¿sigue recibiendo a los paseantes?,¿hay algún proyecto nuevo?.

Buena Vista de lejos

Image Hosted by ImageShack.us
Qué belleza y qué diminuto se aprecia el pueblo de Buenavista, sin embargo sobresale la iglesia. Esta espectacular postal fue compartida por Francisco Vázquez.